El síndrome de ovario poliquístico (SOP) es la endocrinopatía femenina más frecuente y afecta entre el 15 % y el 18 % de las mujeres en edad reproductiva (1). Los pacientes con SOP no siempre tienen un sobrepeso marcado, pero el SOP está fuertemente asociado con la obesidad abdominal y la resistencia a la insulina (2). Las cuatro causas principales de la base fisiológica del SOP incluyen: trastornos de la síntesis hormonal de gonadotropina; la aparición de resistencia a la insulina; la influencia de la grasa corporal excesiva presente; y finalmente, las vías metabólicas implicadas en el SOP (la secreción y actividad de la insulina, la codificación de la esteroidogénesis y otras vías metabólicas y hormonales)(1).
El cambio de estilo de vida es la primera línea de tratamiento para el manejo de mujeres con SOP, la actividad física regular, mantener un peso corporal adecuado, seguir patrones dietéticos saludables, respetar las horas de sueño y evitar el consumo de tabaco es vital en la prevención y el tratamiento de los trastornos metabólicos (1).
Los efectos adversos de la obesidad sobre la función reproductiva en las mujeres son bien conocidos, pero las mujeres con síndrome de ovario poliquístico (SOP), la causa más común de infertilidad anovulatoria, parecen particularmente vulnerables a los efectos de la ingesta excesiva de calorías (3). El aumento de los niveles de grelina en pacientes con SOP puede ser parte del estado anormal del equilibrio energético. La grelina es una hormona que se encarga de aumentar el apetito, disminuir el gasto energético, estimular la motilidad gástrica y la secreción de ácido. Existe la impresión, aunque no está claro a partir de las pruebas publicadas, de que las mujeres con SOP tienen más dificultades que la media para perder peso (2).
El estrés oxidativo y la inflamación crónica característicos del SOP, aumenta con una alimentación rica en azúcares simples, así como en ácidos grasos saturados, por diferentes mecanismos, incluida la influencia en la microbiota intestinal (1). La grasa total debe restringirse a ≤30% de las calorías totales y las grasas saturadas a ≤10% (2).
La microbiota, a través de sus metabolitos, tiene múltiples y complejos efectos sobre el apetito, los lípidos y el metabolismo de los carbohidratos y puede influir en el peso corporal. La fibra dietética, la fermentación intestinal (AGCC: acetato y butirato) y los probióticos (bifidobacterias) son elementos fundamentales para asegurar el buen estado de la microbiota siendo uno de los objetivos terapéuticos para combatir la inflamación a nivel local y sistémico, así como las infecciones del tracto urogenital (1).
El asesoramiento nutricional para pacientes con SOP ha sido uno de los métodos de tratamiento durante muchos años. La reducción del contenido calórico de la dieta ( aumento del gasto calórico con ejercicio, aumento de la masa magra y disminución de la masa grasa) y la introducción de una dieta reducida en calorías con un IG bajo (alimentos ricos en fibra y cereales integrales como las verduras, frutas, legumbres) + suplementación (omega-3, vitamina D…) en caso necesario y de forma individualizada, muestra diferencias significativas como el aumento del HDL, la síntesis de globulina fijadora de hormonas sexuales (SHBG), la reducción de la grasa corporal y además pueden influir en las hormonas reguladoras del apetito, como la grelina y el glucagón (1).
Es importante asegurar un consumo adecuado de proteínas (20% VET), ya que mejora la respuesta de la glucosa y la insulina, aumenta la saciedad y puede contribuir a aumentar la termogénesis postprandial, así como a la disminución de la grasa abdominal. Recientemente se ha expresado la preocupación por el alto consumo de carne roja, ya que se ha relacionado el aumento de las reservas de hierro con el riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2.
Es de gran importancia garantizar el consumo adecuado de pescado azul, nueces, semilla de lino, chía y cáñamo para aportar ácidos grasos esenciales de cadena larga (omega-3, ácidos grasos poliinsaturados).
Por otro lado, una alimentación basada en hierbas es un buen complemento a la terapia. Hay hierbas medicinales que ofrecen diversos beneficios.
La menta verde interviene en el hirsutismo (crecimiento excesivo de vello), en los niveles de andrógenos y en los trastornos de la ovulación.
El té verde interviene en los trastornos del metabolismo de los carbohidratos, en la resistencia a la insulina y en la inflamación crónica.
La manzanilla, la aloe vera y la canela intervienen en los trastornos del metabolismo de los carbohidratos y la resistencia a la insulina.
La cúrcuma interviene en limitar la predisposición al cáncer y en la inflamación crónica.
El comino negro interviene en la inflamación crónica, en los trastornos del metabolismo de los lípidos y en la esteatosis de órganos-perfil hepático (1).
Conclusión
El tratamiento nutricional es una intervención eficaz, aceptable y segura. Se debe ofrecer asesoramiento dietético profesional a todos los pacientes con SOP.
Siguiendo los principios fundamentales de una alimentación saludable, se puede controlar la homeostasis fisiológica, así como lograr una recuperación más rápida de la enfermedad.
- Szczuko M, Kikut J, Szczuko U, Szydłowska I, Nawrocka-Rutkowska J, Ziętek M, Verbanac D, Saso L. Nutrition Strategy and Life Style in Polycystic Ovary Syndrome-Narrative Review. Nutrients. 2021 Jul 18;13(7):2452. doi: 10.3390/nu13072452. PMID: 34371961; PMCID: PMC8308732.
- Farshchi H, Rane A, Love A, Kennedy RL. Diet and nutrition in polycystic ovary syndrome (PCOS): pointers for nutritional management. J Obstet Gynaecol. 2007 Nov;27(8):762-73. doi: 10.1080/01443610701667338. PMID: 18097891.
- Franks S, Robinson S, Willis DS. Nutrition, insulin and polycystic ovary syndrome. Rev Reprod. 1996 Jan;1(1):47-53. doi: 10.1530/ror.0.0010047. PMID: 9414438.