La dieta cetogénica (DC) es una dieta rica en grasas y pobre en proteínas y carbohidratos. Ha sido diseñada para producir cetosis e imitar los cambios metabólicos que ocurren durante el ayuno para conseguir el efecto que este ejerce en el control de las crisis epilépticas y mejorías en los aspectos cognitivos y conductuales de estos pacientes.
La DC constituye el tratamiento no farmacológico de eficacia probada más utilizado en la última década para el manejo de la epilepsia refractaria en la población pediátrica. Se ha usado como alternativa para el tratamiento de la epilepsia refractaria desde 1921.
La DC consiste en la selección de alimentos que aportan un alto contenido en grasas, un bajo contenido en hidratos de carbono y un aporte de proteínas recomendados para la edad del paciente. La proporción de grasas es de tres a cinco veces mayor que la suma de hidratos de carbono y proteínas. Es una dieta rígida, matemáticamente calculada, individual y médicamente controlada.
Los cambios metabólicos que induce la DC son radicales y definidos, y fuerzan a cada célula del organismo a obtener energía de la β-oxidación en lugar de la glucólisis. En este proceso, la DC produce acidosis metabólica compensada y disminución de la glucemia basal, y afecta a las vías metabólicas y hormonales, y a la producción de neurotransmisores.
La DC no es un tratamiento inocuo. Dado que se trata de un plan alimentario no equilibrado tanto en macro como en micronutrientes, puede causar déficits nutricionales en energía, proteínas, minerales y vitaminas y exceso de lípidos, con riesgo de ocasionar efectos secundarios no deseados tanto en el inicio del tratamiento como de forma tardía. Sin embargo, estos efectos no son generalmente graves y en pocos pacientes con epilepsia refractaria es necesaria la interrupción de la DC.
Las complicaciones agudas más frecuentes suelen ser vómitos, acidosis metabólica, hipoglucemia y alteraciones gastrointestinales (reflujo gastroesofágico, estreñimiento, dolor abdominal, hígado graso y pancreatitis) y por otro lado tenemos las complicaciones crónicas como la hiperlipidemia, enfermedad cardiovascular, nefrolitiasis, déficits de vitaminas, minerales y oligoelementos, salud ósea, infecciones y alteración del crecimiento.
La dieta cetogénica como tratamiento no farmacológico también está siendo estudiada en patologías como: errores congénitos del metabolismo, nefropatía diabética, cáncer, traumatismo y procesos isquémicos, enfermedades neurodegenerativas (Parkinson o Alzheimer), esclerosis lateral amiotrófica (ELA), autismo y otras enfermedades psiquiátricas (depresión, narcolepsia y migraña rebelde).
Conclusión
El tratamiento no farmacológico de la epilepsia refractaria con una dieta cetogénica debe ser individualizada, variada y sobre todo saludable, para evitar las complicaciones asociadas y que las mejoras puedan ser sostenibles y mantenidas en el tiempo.
Referencia bibliográfica
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