Bebidas Azucaradas

Actualmente es innegable que los hábitos alimentarios constituyen un factor de extrema relevancia en términos de salud pública y que el consumo alimentario adecuado y la mejora del estado nuticional de los ciudadanos tienen impacto directo en la prevención y control de enfermedades crónicas, por lo que deberán ser promovidos e incentivados.

Desde hace un tiempo tuvo inicio la vigencia de impuesto de bebidas no alcohólicas adicionadas de azúcar y otros edulcorantes, para fomentar su reducción y que las empresas se adapten a las preferencias del mercado y consumidores.

Un consumo de azúcar superior al 10% del total de ingesta energética diaria está asociado al exceso de peso, obesidad y adiposidad, desarrollo de patologías crónicas, como enfermedad cardiovascular y diabetes tipo 2, debido a su elevado índice glucémico (1-7). Además el consumo excesivo de azúcares simples se relaciona con la incidencia de caries dental (8-9), en cuanto a enfermedad no transmisible más prevalente(10).

La OMS recomienda que el consumo diario de azúcares simples sea inferior al 10% VET. Esto se corresponde en un valor de referencia de necesidades energéticas diarias de 2000kcal a no consumir más de 200 kcal/ día (10-13).

Ya anunció la organización científica Scientific Advisory Committee of Nutrition del Reino Unido a nivel internacional que los mayores beneficios para la salud pueden ser alcanzados si el consumo diario de azúcares simples fuese inferior al 5% VET (14).

El consumo elevado de azúcares simples se relaciona también al aumento de triglicéridos en sangre, al aumento de la presión arterial y la disminución de HDL, factores que están asociados al aumento de riesgo de enfermedad cardiovascular (15).

Por último, es de gran relevancia añadir que los azúcares simples cuando son adicionados intensionadamente a los alimentos, nos aportan calorías vacías, es decir, aumentan el valor energético del producto sin adicionar ningún valor nutricional (vitaminas o minerales), contribuyendo a una menor calidad nutricional.

La literatura científica informa que el consumo de azúcar potencia el apetito y mecanismos de recompensa de forma más intensa (16). Además el estado físico de las bebidas azucaradas tienen impacto en la saciedad, ya que los alimentos líquidos contribuyen para una menor saciedad y son menos efectivos en la estimulación de la liberación de la insulina (17-18).

Por otro lado, la utilización de edulcorantes no confieren ventajas para la salud ya que el consumo elevado y prolongado de edulcorantes altera la flora intestinal hacia un tipo que favorece la obesidad, la diabetes y el síndrome metabólico.

Importa reflejar también el impacto para la salud de los zumos de frutas, ya que son bebidas que fornecen elevadas cantidades de azúcar provenientes de la fruta y azúcares adicionados.

La evidencia científica afirma que durante el proceso de transformación de una pieza de fruta en su zumo, ocurren pérdidas significativas de vitaminas, minerales y fibras. Además, el azúcar natural de la fruta es separada de su matriz alimentaria, pasando a un alimento líquido, teniendo el mismo impacto metabólico que el resto de bebidas mencionadas anteriormente.

Es de gran importancia advertir que un zumo de fruta no equivale a una pieza de fruta. Una fruta es un alimento sólido junto a su matriz alimentaria.

El precio reducido de estos productos, bien como el elevado número de promociones y otras estrategias comerciales para una oferta a bajo precio es un fuerte influenciador del consumo de las bebidas azucaradas.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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  17. Woodward-Lopez G, Kao J, Ritchie L. To what extent have sweetened beverages contributed to the obesity epidemic? Public Health Nutrition. 2010;14(3):499–509.
  18. DiMeglio DP, Mattes RD. Liquid versus solid carbohydrate: effects on food intake and body weight. Int J Obes 2000;24:794–800.