Author Archives: Irene Espada

Dermatitis Seborreica

La dermatitis seborreica es una afección crónica recurrente de la piel que causa enrojecimiento, manchas escamosas y caspa, que afecta con mayor frecuencia al cuero cabelludo, pero también puede desarrollarse en áreas grasas del cuerpo, como la cara, la parte superior del pecho y la espalda (1).

Ciertos factores de riesgo pueden predisponer a las personas a la dermatitis seborreica como la predisposición genética, sexo masculino, color de piel claro, estación invernal y alta abundancia de levaduras Malassezia en la piel (2). Mahmoudi E et al (3) mostró que la fracción de acetato de etilo del té de Kombucha (KEAF) posee actividad inhibitoria contra las especies de Malassezia obtenidas de pacientes con dermatitis seborreica.

Debido a que las opciones de tratamiento para la dermatitis seborreica, brindan un alivio temporal en la mayoría de los casos, es esencial identificar los factores de estilo de vida modificables que pueden reducir la carga de esta afección (2).

Varios estudios sugirieron que la nutrición puede influir en enfermedades inflamatorias de la piel como el acné vulgar y, en menor medida, la psoriasis. Los antioxidantes, que se encuentran comúnmente en frutas y verduras, pueden ser beneficiosos para las enfermedades inflamatorias de la piel. La vitamina A (involucrada en la queratinización, la inmunomodulación y la regulación de la actividad de las glándulas sebáceas), los ácidos grasos omega-3 (propiedades antiinflamatorias) y el psoraleno en frutas cítricas (propiedades fotocarcinogénicas).

Sanders MGH et al (2)  muestra el efecto de la adherencia a los patrones dietéticos sobre el riesgo de padecer dermatitis seborreica. Encontraron que los participantes con un patrón dietético caracterizado por un alto consumo de frutas tenían en un 25% menos probabilidades de tener dermatitis seborreica. Además, observaron que en mujeres, un patrón dietético occidental se asoció en un 47% con mayores probabilidades de tener dermatitis seborreica. La distribución de la grasa corporal podrían ser una explicación para esto. Además, se sabe que la respuesta inmune en las mujeres difiere de la de los hombres y que las mujeres son más susceptibles a enfermedades autoinmunes e inflamatoria.

El consumo de frutas podría reducir la probabilidad de tener dermatitis seborreica mediante el consumo de una amplia variedad de vitaminas y otros compuestos (p. ej., flavonoides, antioxidantes) que han demostrado reducir la inflamación en varias enfermedades. Además, las frutas contienen varios nutrientes que pueden servir como donantes de metilo, lo que puede prevenir la expresión de genes inflamatorios. El psoraleno está muy presente en los cítricos y aumenta la sensibilidad de la piel a los rayos UV. Esta mayor sensibilidad a la RUV podría tener un efecto positivo en la dermatitis seborreica porque la dermatosis se presenta con menos frecuencia en los meses de verano.

Dado que la disbiosis de la microbiota colónica se ha asociado a trastornos inflamatorios crónicos de la piel, como la dermatitis atópica y la psoriasis, el efecto beneficioso del aumento de la ingesta de fruta en la dermatitis seborreica puede deberse en parte a los efectos prebióticos de las fibras de la fruta, como la pectina, que promueven una microbiota colónica saludable asociada a una menor inflamación sistémica y una mejor función inmunitaria (1).

Por otro lado, las dietas occidentales (caracterizada por el consumo excesivo de carnes rojas, alimentos procesados, grasas saturadas, azúcares refinados y muy poca ingesta de fibra y vitaminas), las dietas altas en carne y el consumo de alimentos procesados ​​a menudo se han asociado con marcadores de inflamación. 

Conclusión

Un alto consumo de fruta se asoció con menores probabilidades de dermatitis seborreica, y una alta adherencia al patrón dietético occidental parece estar asociado con un mayor riesgo de dermatitis seborreica en mujeres.

Además, podría ser beneficioso para ambos sexos reducir el consumo de carne, considerando la literatura reciente que relaciona el consumo de carne con un mayor riesgo de mortalidad.

Por último, destacar las propiedades antifúngicas de KEAF. Por tanto, este extracto puede promocionarse como medicina complementaria para el tratamiento de las infecciones causadas por Malassezia .

Bibliografía
  1. Dreher ML. Whole Fruits and Fruit Fiber Emerging Health Effects. Nutrients. 2018 Nov 28;10(12):1833. doi: 10.3390/nu10121833. PMID: 30487459; PMCID: PMC6315720.
  2. Sanders MGH, Pardo LM, Ginger RS, Kiefte-de Jong JC, Nijsten T. Association between Diet and Seborrheic Dermatitis: A Cross-Sectional Study. J Invest Dermatol. 2019 Jan;139(1):108-114. doi: 10.1016/j.jid.2018.07.027. Epub 2018 Aug 18. PMID: 30130619.
  3. Mahmoudi E, Saeidi M, Marashi MA, Moafi A, Mahmoodi V, Zeinolabedini Zamani M. In vitro activity of kombucha tea ethyl acetate fraction against Malassezia species isolated from seborrhoeic dermatitis. Curr Med Mycol. 2016 Dec;2(4):30-36. doi: 10.18869/acadpub.cmm.2.4.30. PMID: 28959793; PMCID: PMC5611694.
  4. Maarouf M, Platto JF, Shi VY. The role of nutrition in inflammatory pilosebaceous disorders: Implication of the skin-gut axis. Australas J Dermatol. 2019 May;60(2):e90-e98. doi: 10.1111/ajd.12909. Epub 2018 Sep 3. PMID: 30175843.

Tratamiento Nutricional En El SOP

El síndrome de ovario poliquístico (SOP) es la endocrinopatía femenina más frecuente y afecta entre el 15 % y el 18 % de las mujeres en edad reproductiva (1). Los pacientes con SOP no siempre tienen un sobrepeso marcado, pero el SOP está fuertemente asociado con la obesidad abdominal y la resistencia a la insulina (2). Las cuatro causas principales de la base fisiológica del SOP incluyen: trastornos de la síntesis hormonal de gonadotropina; la aparición de resistencia a la insulina; la influencia de la grasa corporal excesiva presente; y finalmente, las vías metabólicas implicadas en el SOP (la secreción y actividad de la insulina, la codificación de la esteroidogénesis y otras vías metabólicas y hormonales)(1).

El cambio de estilo de vida es la primera línea de tratamiento para el manejo de mujeres con SOP, la actividad física regular, mantener un peso corporal adecuado, seguir patrones dietéticos saludables, respetar las horas de sueño y evitar el consumo de tabaco es vital en la prevención y el tratamiento de los trastornos metabólicos (1).

Los efectos adversos de la obesidad sobre la función reproductiva en las mujeres son bien conocidos, pero las mujeres con síndrome de ovario poliquístico (SOP), la causa más común de infertilidad anovulatoria, parecen particularmente vulnerables a los efectos de la ingesta excesiva de calorías (3). El aumento de los niveles de grelina en pacientes con SOP puede ser parte del estado anormal del equilibrio energético. La grelina es una hormona que se encarga de aumentar el apetito, disminuir el gasto energético, estimular la motilidad gástrica y la secreción de ácido. Existe la impresión, aunque no está claro a partir de las pruebas publicadas, de que las mujeres con SOP tienen más dificultades que la media para perder peso (2).

El estrés oxidativo y la inflamación crónica característicos del SOP, aumenta con una alimentación rica en azúcares simples, así como en ácidos grasos saturados, por diferentes mecanismos, incluida la influencia en la microbiota intestinal (1).  La grasa total debe restringirse a ≤30% de las calorías totales y las grasas saturadas a ≤10% (2).

La microbiota, a través de sus metabolitos, tiene múltiples y complejos efectos sobre el apetito, los lípidos y el metabolismo de los carbohidratos y puede influir en el peso corporal.  La fibra dietética, la fermentación intestinal (AGCC: acetato y butirato) y los probióticos (bifidobacterias) son elementos fundamentales para asegurar el buen estado de la microbiota siendo uno de los objetivos terapéuticos para combatir la inflamación a nivel local y sistémico, así como las infecciones del tracto urogenital (1).

El asesoramiento nutricional para pacientes con SOP ha sido uno de los métodos de tratamiento durante muchos años. La reducción del contenido calórico de la dieta ( aumento del gasto calórico con ejercicio, aumento de la masa magra y disminución de la masa grasa) y la introducción de una dieta reducida en calorías con un IG bajo (alimentos ricos en fibra y cereales integrales como las verduras, frutas, legumbres) + suplementación (omega-3, vitamina D…) en caso necesario y de forma individualizada, muestra diferencias significativas como el aumento del HDL, la síntesis de globulina fijadora de hormonas sexuales (SHBG), la reducción de la grasa corporal y además pueden influir en las hormonas reguladoras del apetito, como la grelina y el glucagón (1).

Es importante asegurar un consumo adecuado de proteínas (20% VET), ya que mejora la respuesta de la glucosa y la insulina, aumenta la saciedad y puede contribuir a aumentar la termogénesis postprandial, así como a la disminución de la grasa abdominal. Recientemente se ha expresado la preocupación por el alto consumo de carne roja, ya que se ha relacionado el aumento de las reservas de hierro con el riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2.

Es de gran importancia garantizar el consumo adecuado de pescado azul, nueces, semilla de lino, chía y cáñamo para aportar ácidos grasos esenciales de cadena larga (omega-3, ácidos grasos poliinsaturados).

Por otro lado, una alimentación basada en hierbas es un buen complemento a la terapia. Hay hierbas medicinales que ofrecen diversos beneficios.

La menta verde interviene en el hirsutismo (crecimiento excesivo de vello), en los niveles de andrógenos y en los trastornos de la ovulación.

El té verde interviene en los trastornos del metabolismo de los carbohidratos, en la resistencia a la insulina y en la inflamación crónica.

La manzanilla, la aloe vera y la canela intervienen en los trastornos del metabolismo de los carbohidratos y la resistencia a la insulina.

La cúrcuma interviene en limitar la predisposición al cáncer y en la inflamación crónica.

El comino negro interviene en la inflamación crónica, en los trastornos del metabolismo de los lípidos y en la esteatosis de órganos-perfil hepático (1).

Conclusión

El tratamiento nutricional es una intervención eficaz, aceptable y segura. Se debe ofrecer asesoramiento dietético profesional a todos los pacientes con SOP.

Siguiendo los principios fundamentales de una alimentación saludable, se puede controlar la homeostasis fisiológica, así como lograr una recuperación más rápida de la enfermedad.

  1. Szczuko M, Kikut J, Szczuko U, Szydłowska I, Nawrocka-Rutkowska J, Ziętek M, Verbanac D, Saso L. Nutrition Strategy and Life Style in Polycystic Ovary Syndrome-Narrative Review. Nutrients. 2021 Jul 18;13(7):2452. doi: 10.3390/nu13072452. PMID: 34371961; PMCID: PMC8308732.
  2. Farshchi H, Rane A, Love A, Kennedy RL. Diet and nutrition in polycystic ovary syndrome (PCOS): pointers for nutritional management. J Obstet Gynaecol. 2007 Nov;27(8):762-73. doi: 10.1080/01443610701667338. PMID: 18097891.
  3. Franks S, Robinson S, Willis DS. Nutrition, insulin and polycystic ovary syndrome. Rev Reprod. 1996 Jan;1(1):47-53. doi: 10.1530/ror.0.0010047. PMID: 9414438.

Nutrición E Inflamación

La inflamación es un proceso conservado evolutivamente caracterizado por la activación de células inmunes y no inmunes que protegen al huésped de bacterias, virus, toxinas e infecciones eliminando patógenos y promoviendo la reparación y recuperación de tejidos (1).

La infección con un patógeno desencadena una respuesta inflamatoria aguda en la que las células y moléculas del sistema inmunitario se desplazan hacia el sitio afectado. Esto, a su vez, provoca la contracción de los músculos lisos y un rápido aumento de la permeabilidad vascular local. En la inflamación incluyen una constelación de comportamientos como: calor, rubor, hinchazón, dolor, pérdida de función, tristeza, anhedonia, fatiga, reducción de la libido y la ingesta de alimentos, alteración del sueño y aislamiento del comportamiento social, así como aumento de la presión arterial , resistencia a la insulina y dislipidemia (1,2).

Está surgiendo evidencia de que el riesgo de desarrollar inflamación crónica se remonta al desarrollo temprano, y ahora se sabe que sus efectos persisten a lo largo de la vida para afectar la salud en la edad adulta y el riesgo de mortalidad. Ciertos factores sociales, ambientales y de estilo de vida pueden promover la inflamación crónica sistémica (SCI) que, a su vez, puede conducir a varias enfermedades que, en conjunto, representan las principales causas de discapacidad y mortalidad en todo el mundo, como las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, la diabetes mellitus, la enfermedad renal crónica, la enfermedad del hígado graso no alcohólico, depresión, enfermedades autoinmunes, enfermedades neurodegenerativas, sarcopenia, osteoporosis y inmunosenescencia.  La SCI también puede afectar la función inmunológica normal, lo que lleva a una mayor susceptibilidad a infecciones y tumores y una respuesta deficiente a las vacunas. Además, durante el embarazo y la niñez puede tener consecuencias graves en el desarrollo que incluyen un aumento del riesgo de enfermedades no transmisibles a lo largo de la vida.

Los desencadenantes más comunes incluyen infecciones crónicas, inactividad física, obesidad (visceral), disbiosis intestinal, dieta, aislamiento social, estrés psicológico, sueño alterado y ritmo circadiano interrumpido, y exposición a xenobióticos como contaminantes del aire, productos de desecho peligrosos, productos químicos industriales y tabaquismo (1).

Tratamiento Nutricional

La dieta típica que ha sido ampliamente adoptada en muchos países durante los últimos 40 años es relativamente baja en frutas, verduras y otros alimentos ricos en fibra y prebióticos y alta en granos refinados , alcohol  y alimentos ultraprocesados (alta carga glucémica, azúcares aislados, AG saturados, AGTrans y sal). Estos factores dietéticos pueden alterar la composición y función de la microbiota intestinal y están relacionados con una mayor permeabilidad intestinal y cambios epigenéticos en el sistema inmunitario que finalmente causan endotoxemia de bajo grado y SCI.

Los productos finales de glicación avanzada y lipoxidación absorbidos por vía oral que se forman durante el procesamiento de los alimentos o cuando los alimentos se cocinan a altas temperaturas y en condiciones de baja humedad aumentan el apetito y están relacionados con la sobrenutrición y, por lo tanto, con la obesidad y la inflamación.

Otros factores nutricionales que pueden promover la inflamación y contribuir potencialmente al desarrollo de SCI son las deficiencias en micronutrientes, incluidos el zinc, selenio, vitamina D  y el magnesio, que son causados ​​por comer alimentos procesados ​​o refinados bajos en vitaminas y minerales, y tener niveles de omega-3 subóptimos (1,3).

Conclusión

Finalmente, cuando se combina con una actividad física baja, el consumo de alimentos procesados ​​hiperpalatosos con alto contenido de grasas, azúcar, sal y aditivos de sabor amplifican la respuesta inflamatoria y contribuyen a un estado biológico que se ha denominado “inflamación” dando lugar a cambios en numerosos sistemas de órganos, como el cerebro, el intestino, el hígado, los riñones, el tejido adiposo y los músculos (1)

Referencia Bibliográfica
  1. Furman D, Campisi J, Verdin E, Carrera-Bastos P, Targ S, Franceschi C, et al. Chronic inflammation in the etiology of disease across the life span. Nat Med. 2019;25(12):1822-32.
  2. Delves PJ, Roitt IM. The immune system. First of two parts. N Engl J Med. 2000;343(1):37-49.
  3. Dibaba DT, Xun P, He K. Dietary magnesium intake is inversely associated with serum C-reactive protein levels: meta-analysis and systematic review. Eur J Clin Nutr. 2014;68(4):510-6.

Tratamiento Nutricional En El SII

El Síndrome del Intestino Irritable (SII) es un trastorno gastrointestinal (GI) funcional que se caracteriza por dolor abdominal, hinchazón y hábitos intestinales alterados.  Se estima que afecta aproximadamente al 11% de la población mundial, con una mayor prevalencia en mujeres en comparación con los hombres. Se ha demostrado repetidamente que el SII reduce la calidad de vida y aumenta la utilización de la atención médica, lo que genera una carga económica significativa.

La fisiopatología compleja del SII aún no se comprende completamente, pero se sugiere que involucra hipersensibilidad visceral, inflamación del tracto digestivo de bajo grado, cambios en la motilidad GI, microbiota intestinal y el eje intestino-cerebro.

Existe una fuerte asociación entre el consumo de alimentos específicos y los síntomas relacionados con el SII, lo que indica la necesidad de una estrategia de tratamiento dietético eficaz.

El consejo general para los pacientes con SII consiste en consumir alimentos con alta densidad nutricional y en porciones pequeñas, limitar la ingesta de alimentos que producen gases y fermentables, alcohol, grasas y comidas picantes. Las dietas sin gluten y sin lactosa para aliviar los síntomas, tienen poca evidencia de la eficacia en ausencia de intolerancia a la lactosa o al gluten o enfermedad celíaca y, por lo tanto, estas dietas generalmente no se recomiendan.

Sin embargo, existe un creciente cuerpo de evidencia de la efectividad de la dieta baja en fermentación de oligo, di y monosacáridos y polioles (FODMAP) en el manejo de los síntomas. La reducción de la ingesta de estos carbohidratos pequeños, indigeribles y, a menudo, fermentables, reduce la osmolaridad intestinal y la producción de gases; por lo tanto, ayuda a reducir los síntomas gastrointestinales.


CONCLUSIÓN

La dieta baja en FODMAP reduce los síntomas gastrointestinales y mejora la calidad de vida en pacientes con SII y solo debe seguirse en consulta con un nutricionista-dietista [1].

Por otro lado, un mayor consumo de alimentos ultraprocesados se asocia con mayor probabilidad de síndrome de intestino irritable y dispepsia funcional [2].


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
  1. van Lanen AS, de Bree A, Greyling A. Efficacy of a low-FODMAP diet in adult irritable bowel syndrome: a systematic review and meta-analysis. Eur J Nutr. 2021 Sep;60(6):3505-3522. doi: 10.1007/s00394-020-02473-0. Epub 2021 Feb 14. Erratum in: Eur J Nutr. 2021 Jun 28;: PMID: 33585949; PMCID: PMC8354978.
  2. Lane MM, Davis JA, Beattie S, Gómez-Donoso C, Loughman A, O’Neil A, Jacka F, Berk M, Page R, Marx W, Rocks T. Ultraprocessed food and chronic noncommunicable diseases: A systematic review and meta-analysis of 43 observational studies. Obes Rev. 2021 Mar;22(3):e13146. doi: 10.1111/obr.13146. Epub 2020 Nov 9. PMID: 33167080.

¿ Bebés Malcomidos?

El aforismo “ Somos lo que comemos ” es frecuentemente utilizado para subrayar el papel relevante de la alimentación en el desarrollo y bien estar del ser humano. Si efectivamente somos aquellos que comemos, algo equivocado estaremos haciendo en nuestra alimentación, ya que la tasa de exceso de peso y obesidad alcanza cerca de un tercio de adolescentes y escolares en países desarrollados.

Desde muy temprano nos habituamos a comer aquello que comemos, por tanto, es de vital importancia que los primeros alimentos introducidos sean con un contenido nutricional interesante para el bebé.

Muchos de nuestros comportamientos alimentarios resultan de millones de años de evolución y programación genética. El Homo Sapiens se fué adaptando por mecanismos de selección natural a ambientes hostiles en que la regla era la escasez de alimentación. Se fueron selecionando genes que determinaban comportamientos alimentarios específicos, como la preferencia por los dulces (mayores fornecedores de calorías) y el rechazo de alimentos amargos o ácidos (asociados a toxinas de plantas), bien como la preferencia por los alimentos grasos o derivados de la carne.

Por tanto, el bebé nace con un gusto innato para el dulce y una aversión al amargo. La preferencia por el salado se va desarrollando a partir del segundo semestre de vida.

A partir de los 6 meses de vida del bebé el volumen de leche ingerido es insuficiente, siendo imposible abastecer adecuadamente las necesidades energético-proteicas y en micronutrientes (vitaminas y minerales).

Debido a la evolución y programación genética mencionada anteriormente, a partir del primer año de vida se acentúa la neofobia alimentaria, siendo el momento en que el bebé empieza a deambular y está más expuesto a posibles alimentos.

Debido a la evolución y programación genética mencionada anteriormente, a partir del primer año de vida se acentúa la neofobia alimentaria, siendo el momento en que el bebé empieza a deambular y está más expuesto a posibles alimentos tóxicos en su ambiente, pudiendo haber traído claras ventajas evolutivas.

Con todo esto, mi objetivo es hacerle ver que su hijo no es un mal bebé, ni un malcomido, ya que lo normal sería que rechace las primeras veces los nuevos alimentos ofrecidos. Es muy importante que la alimentación complementaria sea realizada con la ayuda de un Nutricionista-Dietista para que no se convierta en una tortura y el bebé no empiece a relacionar desde los primeros meses de vida, que la comida es algo negativo, desarrollando una mala relación con la comida que dará muchos problemas en edad adulta.

La diversificación alimentaria debe ser una etapa bonita dónde el bebé alcanza diversos objetivos nutricionales, educacionales y de desenvolvimiento para permitir una transición entre la alimentación láctea exclusiva y la alimentación familiar.


REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
  1. Guerra, A., Rêgo, C., Silva, D., Ferreira, G. C., Mansilha, H., Antunes, H., & Ferreira, R. (2012). Alimentação e nutrição do lactente.