En contraste con el enfoque en un solo nutriente o grupo de alimentos, los nutrientes no se consumen de forma aislada sino como parte de los alimentos o de un patrón alimentario, que consiste en un complejo de varios alimentos y nutrientes, con posibles interacciones sinérgicas o antagonistas para proporcionar una salud más fuerte en comparación con los efectos de sus componentes individuales. Por tanto, investigar alimentos o patrones dietéticos generales en lugar de nutrientes individuales parece ser un enfoque más prometedor (1,2).
Uno de los descubrimientos científicos más importantes de los últimos años fue la revelación de que la microflora intestinal participa en la comunicación bidireccional entre el intestino y el cerebro.
Algunos estudios sugieren que la microflora intestinal humana puede incluso actuar como el «segundo cerebro» y ser responsable de diversas patologías, teniendo origen en el intestino y siendo estrechamente relacionada con el desequilibrio de la microbiota intestinal (3).
Se cree que la microbiota (colonizada por billones de microorganismos) se forma entre uno y tres años después del nacimiento, pero puede verse alterada por los alimentos, el estrés, el tratamiento con antibióticos y el envejecimiento (4).
Existe una creciente evidencia de que la microbiota intestinal regula el desarrollo, la función y el comportamiento del cerebro. También influye profundamente en muchos aspectos de la fisiología del huésped, incluido el metabolismo de los nutrientes, la resistencia a las infecciones y el desarrollo del sistema inmunológico. Tanto la microbiota intestinal como el sistema inmunológico están implicados en la etiopatogenia o manifestación de enfermedades del neurodesarrollo, psiquiátricas y neurodegenerativas, como el trastorno del espectro autista, la depresión y la enfermedad de Alzheimer (5).
Una composición de microbiota saludable puede ser de inmenso beneficio para la defensa inmunológica sistémica y la función y homeostasis del cerebro. Por lo tanto, la función de barrera gastrointestinal y la microbiota intestinal están entre los factores clave de la salud mental (6).
CONCLUSIÓN
Llevando a cabo un patrón alimentario personalizado con un aporte nutricional adecuado te proporcionará una salud más fuerte. Deja que la comida para tus microbios sea tu medicina cerebral.
BIBLIOGRAFÍA
- Fischer, et al., 2018. Fischer, K., et al., Prospective Associations between Single Foods, Alzheimer’s Dementia and Memory Decline in the Elderly. Nutrients, 2018. 10(7).
- Yin et al., 2018. Yin, Z., et al., Dietary Patterns Associated with Cognitive Function among the Older People in Underdeveloped Regions: Finding from the NCDFaC Study. Nutrients, 2018. 10(4).
- Sochocka, M., et al., The Gut Microbiome Alterations and Inflammation-Driven Pathogenesis of Alzheimer’s Disease-a Critical Review. Mol Neurobiol, 2019. 56(3): p. 1841-1851.
- Shimizu, Y., Gut microbiota in common elderly diseases affecting activities of daily living. World J Gastroenterol, 2018. 24(42): p. 4750-4758.
- Fung, T.C., C.A. Olson, and E.Y. Hsiao, Interactions between the microbiota, immune and nervous systems in health and disease. Nat Neurosci, 2017. 20(2): p. 145-155.
- Leblhuber, F., et al., Probiotic Supplementation in Patients with Alzheimer’s Dementia – An Explorative Intervention Study. Curr Alzheimer Res, 2018. 15(12): p. 1106-1113.